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sábado, 8 de julio de 2017

Reseña novela "No" de Saïd El Kadaoui Moussaoui

Acabo de terminar la novela “No” de Saïd El Kadaoui Moussaoui. Como cuando uno lee una buena novela me quedo con la sensación de tristeza que produce haberla terminado, pero sonrío porque es de esos libros que hay que leer varias veces.

En ella se plantean tantas reflexiones que es imposible analizarlas de golpe.

Mi opinión es, por supuesto, desde el punto de vista de una humilde lectora. No tengo capacidad para hacer una crítica literaria, ni lo pretendo. Cuando leo me paro a pensar sobre lo que siento y sobre lo que me han enseñado esas páginas, sólo eso.

“No” es un libro lleno de contrastes, amor, dolor, ternura, temor, valentía, humor…… podría seguir hasta el infinito porque a mí me ha llevado por todos los sentimientos encontrados que os podáis imaginar.

Combina perfectamente ideales, pensamientos, realidades, sueños, ironía, historia, cultura, familia, amistad, tradición,  modernidad, inmigración, marginación, madurez.

El título es la negación a tantas cosas que el protagonista piensa, siente y plantea según avanzas en la historia. Miedo a envejecer, vértigo a formar una pareja, a tener descendencia, pánico a que el sexo acabe, el no saber a dónde pertenece, querer entender por qué algunas tradiciones están tan arraigadas que el simple hecho de plantear algo diferente te haga extraño frente a tus seres queridos. No pertenecer a ningún lugar, no ser marroquí ni español.

Sus reflexiones van más allá de una crítica hacia sus raíces, demuestran el amor hacia su país, su cultura, su familia y por otro lado el rechazo hacia el radicalismo de esas propias costumbres.

Fragmentos que hacen de principio a fin que te metas de lleno y reflexiones.

Para mí, es una historia de supervivencia y superación, de lucha interna, tan potente que me ha recordado etapas de mi vida en las que me he sentido también extraña entre mi gente y conmigo misma. Esos demonios que todos llevamos dentro y a veces nos atormentan o nos llenan de paz.

La búsqueda constante del yo.

El libro tiene frases muy buenas, destaco algunas:

Pág 40. "Somos también aquello que no somos"

Pág 42 "matar a la familia, matar las lealtades de grupo y hacerlo mediante la escritura: ese es mi anhelo"

Pág 66 "cuando la cultura te separa, hay que acudir más que nunca al cariño. ¿Y cuando la cultura te une, a qué hay que acudir para no separarse?"

Pág 80 "o se es miembro de una tribu o se es ciudadano o se es inmigrante"

Escritores de referencia que aparecen en el libro: Hanif Kureishi, Philip Roth, Mohamed Choukri, Edward Said, Primo Levi, Mohamed Arkoun.

Y para concluir, decirte, Saïd,  que me ha encantado su lectura, me ha hecho pensar sobre muchas cosas, me ha entretenido y me ha aportado una visión diferente del ser humano.

A los cuarenta años no sólo se sigue soñando, sino que a los cuarenta y ocho (mi edad) se sigue disfrutando del sexo. Será cuestión de dejarse llevar.

Felicidades por tu novela. Te deseo mucho éxito.

AB ©

viernes, 16 de junio de 2017

La Castidad

Me levanto temprano, como todos los días, a esa hora en la que casi toda la ciudad duerme y sólo unos pocos caminamos sonámbulos deseando tomar el primer café de la mañana.

Mientras desayuno leo un par de páginas del último libro que he comprado. Habla entre otras cosas, del amor, de las relaciones de dos y pienso sin querer en la castidad.

Automáticamente esa palabra me produce rechazo. ¿Quién desea de manera voluntaria renunciar a la satisfacción carnal? ¿Quién desea no desear?

No entiendo por qué alguien necesita dominar su instinto y controlar sus pasiones para, supuestamente, convertirse en dueño de sí mismo y que esto, además, sea una virtud.

Me cuesta comprender que haya que racionalizar los apetitos sexuales y que hacer lo contrario se considere algo malo.

Somos alma y cuerpo. Somos mente y corazón. Somos carne y sentimientos, necesitamos caricias, besos, abrazos y mucho amor.

Buscamos sensaciones placenteras en cada cosa que hacemos. El ser humano necesita dar y recibir placer.

Y si lo contrario de la castidad es lujuria, viva ese goce desordenado y buscado.

Y si la masturbación se considera antinatural, vivan las manos que dan forma a ese placer individual.
Y si el acto sexual fuera del matrimonio es pecado, vivan los amantes que no están casados.

La abstinencia sexual no puede ser sana. Reprimir un deseo no es bueno. Negarse no es inteligente. Renunciar a esto no es ejemplo de nada ni de nadie.

Ese culto odioso hacia la virginidad altera mi mente.

La castidad ¿limpia, regula y corrige los defectos de la concupiscencia?

Lanzo un nuevo viva a las miradas concupiscentes, a las que quieran libremente disfrutar de los placeres “desordenados”, esos que ordenan mi vida y dan contenido a tantas noches y tantos amaneceres.

Tal vez pienses que frivolizo y hago una reflexión sarcástica sobre la moralidad. No soy quien para cuestionar, sólo dueña de este momento y de mis pensamientos. Respeto todo.

Sigo tomando café, mojando tostadas untadas con mantequilla, bien derretida y caliente. Saboreo y sonrío porque yo soy de buena casta....

AB ©

viernes, 28 de abril de 2017

A treinta metros bajo el suelo

Como cada mañana voy a treinta metros bajo el suelo, aunque me gustaría decir a tres metros sobre el cielo y que Mario Casas me acompañara...
Como cada mañana comparto vagón con personas anónimas, personas que tienen sus vidas, sus preocupaciones, sus circunstancias.
Nos miramos, a veces sonreimos, pero en general son miradas vacías, sin ningún interés. Miradas pendientes de un móvil.
No obstante siempre encuentro una mirada que me llama más la atención y no porque sea la más bonita, simplemente porque me habla, me explica lo que siente, me cuenta sueños, comparte conmigo su angustia, su felicidad, su indiferencia. A veces es altiva, otras inocente y en ocasiones dulce.
Me pregunto ¿por qué cada día me recreo en una de ellas?... Hoy lo sé, creo que busco en esos ojos el reflejo de los míos y me paseo por sus pupilas para encontrarme. Me meto en sus vidas porque tengo la sensación de que tienen secuestrada la mía.
Sin embargo hoy me siento poderosa porque tengo la capacidad de cambiar esa mirada. Puedo cerrar los ojos, volver a abrirlos y mirar con otra actitud y contagiarla. Transformarme en una epidemia en el metro, una pandemia en la línea 10, ¿te imaginas? Hacer que todo mi vagón se recree en mi mirada y encuentre la suya.
La vida no es perfecta, no me gusta la perfección, yo amo la belleza, esa que es tan relativa... esa que casi nadie ve, la que podemos encontrar en cualquier lugar, en cualquier momento.
Como cada mañana llego a mi destino y subo las escaleras mecánicas andando. Sé que puedo cambiar una mirada... la mía y quién sabe, a lo mejor un día te encuentro y cambio también la tuya.
Eso sí, no lo olvides, a treinta metros bajo el suelo.
Cuando salga al exterior, es posible, mejor dicho bastante probable, que vuelva a perderme entre esa multitud que corre de un lado a otro, sin detenerse ni un segundo en buscar unos ojos.
Ahora sonrío porque aunque sólo fue por un momento, yo te miré y me encontré.


AB ©

lunes, 24 de abril de 2017

Hago el pino

A mi edad todavía hago el pino, sí!!! y la voltereta lateral.
Parece una tontería, pero no lo es.
Cuando estoy boca abajo a veces pienso que sería fantástico caminar en esa posición, del revés tal vez se vean las cosas más claras.
Si caminara con las manos tendrían que hacerme unos zapatos especiales y mis pies desarrollarían nuevas habilidades como hacen los bebés para moverse con mayor agilidad, coger objetos, abrazar, acariciar.
Tendría que practicar una nueva forma de caminar. Aprender a escribir. Aprender otra vez a mirar.
Ahhh y me cortaría el pelo, no podría ir con mi melena arrastrándola por el suelo.
Creo que sería capaz de vivir en esta nueva situación.
Para comer me daría la vuelta, porque estoy pensando que comer así sería casi imposible. Entonces aprovecharía para ir al baño, mirar el cielo y hacer esas cosas que ahora veo como normales.
Después otra vez boca abajo entrenando mi cuerpo y mi mente. Siendo consciente de todo lo que tengo, lo que soy y a veces olvido. Sintiendo los dedos de mis pies que salvo para arreglarme las uñas no me acuerdo que existen. Y sobre todo, percibiendo como bombea el corazón cuando está más cerca de la boca.
¡Sí! Sería fantástico caminar haciendo el pino y entender la vida desde otra perspectiva.
Lo diferente no es malo, sólo hay que respetar y saber adaptarse.

AB ©

sábado, 22 de abril de 2017

La Diosa de la incoherencia

Farfullaba palabras incoherentes,  poniendo especial énfasis en la entonación y lo acompañaba con gestos de grandeza y prepotencia.
Su cara se iluminaba como un flexo por la satisfacción de escucharse, aunque los de alrededor no entendieran nada.
Le gustaba utilizar palabras poco habituales y menos aún cotidianas y estaba convencida que eso sumaba credibilidad.
Cuando terminaba el discurso la gente se quedaba igual que al principio, pero no le importaba. Había hablado para su ego y si el resto no comprendía pues que estudiaran.
Un día me acerqué a ella. Por supuesto me miró por encima del hombro y pregunté, ¿te sientes bien cuando hablas?.
¿Os imagináis su cara?. Roja como un tomate, los ojos brillantes de furia, sin mediar palabra se dio media vuelta y desapareció.
Tardé al menos un mes en volverla a ver. El encuentro fue tenso, no me saludó, seguía ofendida.
Yo, educadamente, me acerqué. Podía haberla ignorado, pero necesitaba decirle algo.
Cuando estaba a su altura, me refiero al espacio, porque a su altura intelectual era imposible estar, era la Diosa de la incoherencia.
Bueno, pues eso, cuando estaba frente a ella, como si yo fuera un encantador de serpientes, mirando fijamente a sus ojos dije, con tu silencio has expresado más que con tus miles de palabras, gesticulas mucho, tus caras hablan, usa menos adjetivos y ve al grano, porque en la vida andamos muy cargados de paja. Valora lo que te digo y si quieres que te entiendan dile al pan pan y al vino vino, lo demás a la gente le importa un comino.
No sé si respondió en arameo, pero lo único que entendí fue un insulto muy castellano y una explosión de millones de partículas en forma se sílabas que seguían sin decirme nada.
Esa tarde me eché la siesta.

AB ©

viernes, 24 de marzo de 2017

Yo casi nada

Eras tú, estabas ahí observando, callado, planeando el momento, saboreando los segundos previos, alerta, sin miedo, con la seguridad del que espera.

¿Ha pasado demasiado tiempo? o ¿siempre fue demasiado fácil?... Tal vez esas preguntas conllevan muchos silencios. Rellena ese vacío con todas las mentiras que te envuelven, invéntate una excusa, una cualquiera, la misma que sea capaz de engañarte.

Amigo mío, piensas que el triunfo llega sin querer, manteniéndote de manera inteligente en ese segundo plano. Sin prisas, como a mí me gusta, sin agobios, sin prejuicios, sin esa timidez que nos envuelve al desear las mismas cosas pero de diferente manera.

Tú buscas una mujer que no existe y yo sólo quiero unos brazos que me protejan.

Tú lo quieres todo y yo casi nada.

Pero tranquilo, te daré lo que esperas, durante más de media vida ya te lo he dado, te llevarás lo que en realidad no soy y tal vez vuelvas a sentir, seguro, pero jamás ocuparás un minuto de mi mente.

Tú deseas el cuerpo y yo ansío el deseo.

Tus manos seguras desabrochan mi camisa y con impaciencia acarician mi pecho, sientes la excitación del momento pero no hay entrega, ya no, el sentimiento se esfumó y murió con el recuerdo.

Tu respiración se acelera y el corazón te late con más fuerza. Tus labios se acercan y tu lengua juega sin saber que ya no tengo lengua.

Si sólo hay eso, disfruta y vive, mientras yo me alejo.

lunes, 20 de marzo de 2017

La primavera

Hoy será. Seguro.
Estoy prácticamente convencida.

Hoy cuando abra la ventana me abrazará la brisa del amanecer y un escalofrío me despertará por completo, haciendo que el misterio de la noche se evapore.

El cielo despejado servirá de espejo para mi alma y mil besos contenidos flotarán en la mañana llegando a todas aquellas personas que quieran respirar conmigo y me sentiré afortunada si alguien me devuelve una sonrisa.
Una de esas sonrisas honestas, gratuitas y sanas, que encogen el estómago y provocan una paz interior, de esas que te hacen ser mejor.

Hoy será. Seguro.

Hoy aceptaré que el destino no está escrito, que hay cosas que se pueden cambiar.
Me desprenderé de los pensamientos negativos y de todo lo material que no aporta a mi existencia.
Saludaré a la vida, mis ojos ansiosos de belleza se detendrán en cada instante, para deleitarme de la maravilla que me rodea.

Hoy será, seguro.

Ese cielo azul me hablará de promesas y sueños que pensé inalcanzables.
Con mis manos pintaré corazones en el aire para que hagan compañía a los seres que se encuentran perdidos en su propia soledad.

No estaré sola, la primavera será mi aliada, estación maravillosa donde nacen los sentimientos sinceros.
Florecerán, de nuevo, mil rosas de distintos colores y cada pétalo borrará una pena.

Hoy será. Seguro.

Soy consciente de que aún están por llegar días de lluvia y  frío, pero mientras tanto... hoy será